También se puede morir estando vivo

Por fin comenzamos el fin de este año, era un año comprometedor no lo puedo negar le tenía grandes expectativas al 2015. Me parecía perfecto porque estaba tejido bajo muchos sueños que se comenzarían a materializar en el siguiente. Una empresa, trabajo, un compañero de vida, viajes, una boda, un grito con tu mejor amigo para toda la vida, un hogar, promesas, sueños, metas, mascotas, entre muchas otras. Era ilógico pensar en qué nombre le pondrías a un bebé que ni siquiera aún existía en los planes, o qué lista de regalos se podía hacer en un aparta-shower. ¡El 2015 era perfecto! podría gritarlo a los 4 vientos y no quería cambiarme por nadie. ¡Pero vaya! qué sorpresas te genera la vida, y cómo detesté tanto haber llegado a este año, porque con un giro inesperado me golpeó, me tiró todo su peso encima, derrumbó cada uno de mis sueños haciéndolos pedazos, me abandonó y exilió y como un huracán se llevó todo sin dejar nada a su paso.

Ha sido una locura, tantos años, tanto amor, tanto esfuerzo en nada… desde ese momento lo odié, era el peor año que podía existir, cada día era un caos, lágrimas, llanto inconsolable, soledad, amargura, piezas de un rompecabezas que no encajaban, impotencia, rabia, ira, odio y un montón de preguntas sin ninguna respuesta. ¿Qué más podía empeorar? ¡Ya no me quedaba nada! Y para qué mentirles, me eché a la pena en ese instante, eso de morir aunque se esté vivo es tan cierto como cada una de mis palabras (sólo pocos logran experimentar eso y sé que pueden afirmarlo). Lo bueno es que el tiempo es sabio y renacer entre las cenizas como un ave fénix es tan posible como tocar el cielo, y no es para nada fácil, renacer toma tiempo, valentía, y se lleva toda tu energía que tendrás que seguir necesitando para continuar y no decaer, porque cada recaída pega más fuerte.

Me costó cada segundo levantarme del pozo en el cual me habían enterrado viva. y lloré cada centímetro de mi piel tratando de borrar el tatuaje de todas sus huellas, recogí uno a uno los pedazos y escombros en que habían quedado todos mis sueños, hasta el más pequeño y desde lo más lejano con todo el peso aun del cielo y el mundo encima comencé a reconstruirlos sola. Aprendí a sonreir a pesar del dolor y a perdonar para encontrar la paz. La soledad me enseñó el valor de la ausencia, y el valor de una compañía y como si fuera poco me enseñó a esperar menos sin dejar de dar más. comprendí la imposibilidad de callar a un corazón herido, y la rebeldía de uno enamorado. Bajo el proceso de reconstrucción de mi vida encontré entre los escombros piezas que ya no encajaban y de alguna manera tenía que ir encontrando al pasar el tiempo. Aun tengo un gran recorrido, aun sigo odiando este año que falta poco para acabar y que en un segundo me dejo sin nada, pero sin más ni menos apenas está iniciando esta nueva “aventura” y estoy con una gran esperanza que de verdad será grandiosa, aún espera todo un 2016 al cual le tengo fé.
Hoy por hoy le agradezco a Dios por haber quitado de mi camino todo aquello que yo no merecía, porque sé que él me tiene grandes cosas, más grandes de las cuales llegué a imaginar y soñar. Le agradezco porque cada día me ha dado fuerzas para continuar y levantarme y a todos los que hicieron parte de esta pesadilla y me pisotearon con todas sus fuerzas cada parte de mí y mis sueños. No crean que les guardó rencor, ni les estoy deseando el mal, le pido a Dios que los bendiga porque gracias a eso ¡soy lo que soy ahora!

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